En el interior de un líquido una molécula es atraída por todas las que la rodean (fuerzas de cohesión), de manera que el efecto total es nulo. Pero en la superficie, las fuerzas que atraen las moléculas hacia abajo no pueden ser neutralizadas. Por tanto la superficie del líquido tiende a contraerse como si fuera una membrana elástica. Estas fuerzas (tensión superficial) son las responsables de la forma casi esférica que toma una gota, o de que algunos cuerpos densos pero pequeños (insectos o una aguja) floten sobre el agua.
Cuando un líquido está en contacto con un sólido, también se producen fuerzas entre las moléculas del líquido y del sólido, llamadas fuerzas de adhesión. Si la adhesión es mayor que la cohesión, las moléculas del líquido se adhieren a las moléculas del sólido y se dice que el líquido “moja” el sólido (agua y vidrio). El caso contrario sucedería con el mercurio.